lunes, 25 de junio de 2012

Proyecto Adictos a la escritura: Juntos y revueltos

Hola a todos como están feliz lunes el día de hoy les traigo mi participación del ejercicio de este mes de Adictos a la escritura una vez agradezco a todos por tomarse el tiempo de leerme.
El proyecto de este mes se llama Juntos y revueltos y se trata de que cada uno propuso una pareja de personajes y se al azar a cada miembro le salió otros personajes diferentes con los que crearía una historia. Personalmente me gustó mucho este ejercicio espero les guste.


Mensajero de Dios


No existe Dios, ¿acaso no pueden entenderlo?dijo él azotando la puerta a sus espaldas.                                                                                                                       Mientras caminaba hacia el sofá de la sala Enrique escuchaba en su mente las palabras de esos predicadores que pocos minutos antes golpearon a su puerta.


Dios es la solución a sus problemas ―dijeron seguros de sí mismos.

Como si ellos supieran lo que se necesita para resolver problemas. La verdad es que ni siquiera él lo sabía, pero aquel personaje del que ellos hablaban no lo era y no requería de él.                                                                                                                                         
Aburrido de mirar la televisión y con los ojos enrojecidos de cansancio, subió a su alcoba. Su esposa yacía dormida en el lado izquierdo de la cama. La observó con ternura mientras se ponía el pijama y se disponía a dormir, pues su trabajo en la mina iniciaría temprano en la mañana.

ኦ ኦ ኦ 


Señor, yo me ofrezco a ir ―dijo el ángel decidido.
Aquel hombre con largas vestiduras brillantes, sentado sobre un enorme trono lo miraba dulcemente. Dios lo llamaban unos, Padre le decían otros.
Natanael  era su favorito, él más valiente, fuerte y humilde de todos sabía que él era el indicado para cumplir esta misión y salvar el alma de Enrique, quien como todos tiene su propósito en el mundo pero que con sus actitudes ha evitado del sendero del Pastor sin importarle el daño que le hace su familia.

                                                            ኦ ኦ ኦ 
Al día siguiente Enrique fue a trabajar, salió de su casa despidiéndose rápidamente de su esposa Carmelinda, una hermosa mujer de tez trigueña y negro cabello rizado.


Adiós tesoro, vuelve pronto para que puedas ver a los niños.                                      
 ―Sí, sí hasta luego el trabajo es más importante ―dijo él saliendo apresuradamente.

Ella odiaba el trabajo de su esposo pero se guardaba su desdicha para sí misma, sabía que aunque no lo quisiera debía soportarlo.                                                                                 
 La mina estaba ubicada en Machala en un pueblito llamado El Retiro. Estaba camuflada con la abundante vegetación, en ella trabajaban no más de veinticinco hombres fornidos y con la piel curtida por el sol abrasador. Día a día  extraían el oro en grandes vagones que eran enviados a las fábricas de Guayaquil a cuatro horas de viaje donde era procesado y transformado en preciosas joyas, que eran vendidas en la gran ciudad. Ésta era una asociación en la que todos ganaban desde el jefe de la fábrica hasta el agotado minero.
Aquella mañana Enrique llegó puntual, se puso su casco con linterna, sus viejos jeans y sus botas de plástico amarillas. Lentamente bajó hacia el yacimiento e inicio su labor. Con el pico rompía la dura piedra, con mucho cuidado limpiaba la tierra de los pedacitos de oro y los colocaba en el balde que tenía a su lado. Durante ocho horas trabajaba arduamente para recibir su salario: novecientos dólares por día, era más que suficiente para mantener a su familia y darse unos dos o tres gustitos por aquí y por allá.          
Llegó su casa extenuado solo quería dormir, cuando aparecieron sus hijos, Yulexi de nueve años y Stalin de doce años. ¿Qué hacían ahí? Era media noche ellos tenían que estar dormidos. Lo que él no sabía era que ellos lo esperaron despiertos solamente para saludarlo.
¾¡Hola papi! ¾dijeron ambos al unísono.
¾Hola niños vayan rápido a dormir corran.
Muy tristes hicieron caso a su padre y se fueron a dormir. Cuando estaba a punto de subir las escaleras escuchó un golpeteo en la puerta.
¾Estamos dormidos no moleste ¾dijo subiendo un escalón.
Nuevamente la puerta sonó insistente. Molesto caminó hacia la puerta y la abrió lentamente.
¾Señor buenas noches ¾ saludó un hombre con una biblia en mano.                                     
¾¿Qué le pasa? ¿No sabe qué hora es?                                                                              
    ¾Nunca es tarde para conocer el reino de Dios
Enrique puso los ojos en blanco y tratando de ser amable le dijo:
¾Está bien, tal vez mañana. Hasta otro día. ¾dijo cerrando la puerta.

Nadie lo hubiera podido preparar para lo que pasó en la mina al día siguiente. Llegó antes de lo acostumbrado molesto aún por la visita de aquel predicador en medio de la noche. Bajó a la mina y empezó su trabajo, pocos minutos después escuchó algo. Una piedra cayó fuertemente en el piso, después otra y otra más, había un derrumbe.
¾¡AYUDENME¡ ¾gritó él corriendo, hacia la salida.
No había escapatoria, la salida estaba obstruida con enormes piedras.
¾Me rindo, no hay salida, todo está perdido ¾sollozaba el hombre sentado sobre el balde.
En ese momento sintió una mano en su hombro.
¾¿Quién está ahí? ¾dijo él levantándose del balde y viendo hacia atrás.                               
¾Hola, ya es mañana heme aquí.
Era el predicador que visitó su casa la noche anterior. Pero era imposible solo él estaba allí.
¾ ¿Cómo entró? ¾dijo él con una mezcla de miedo y asombro en la voz.
Se dio cuenta de que aquél hombre no era normal, de él salía un resplandor sobrenatural, y algo blanco salía de su chaqueta, era un ángel.
Entonces el ángel le dijo:
¾ Creías que estabas solo pues no es así. Dios tiene el control de todo.
Cuando él pronunció esta frase las piedras de la salida se retiraron. Enrique no lo podía creer.
¾Gracias ¾ dijo él.
Pero el mensajero de Dios se había marchado y en su lugar apareció una pluma que al levantarla reflejaba los colores del arcoíris en el piso.





6 comentarios:

  1. Es muy bueno tu relato, una buena narración y la idea muy bien adaptada para los personajes que te tocaron. Me gusto mucho.
    Abrazos Kimmy.
    :-)

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  2. Me gustó! Muy esperanzador!
    Saludos

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  3. Pao: Tu relato está bien planteado y, como dice Dolly; muy esperanzador. Siento que los personajes en sí daban el tema del relato.
    No obstante le diste tu propio toque.
    Cariños: Doña Ku

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  4. Muy bueno tu relato, por aquí me quedo para leer más cositas, un beso!

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    1. Me alegro de que te haya gustado el relato. Gracias por leerme

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  5. Hola, te quedó perfecto :) eS un relato muy esperanzador y tierno, deja pensando :)

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